Se trata de fundas o coronas que, a diferencia de las clásicas, no llevan un interior de metal, por lo cual dejan pasar la luz y no se ve ningún filo metálico a nivel de la encía con el paso de los años, como ocurre con las de estructura metálica, consiguiendo una estética superior.
Se realizan de distintos materiales según el caso. Pueden ser de núcleo de circonio con recubrimiento cerámico o completamente de porcelana.
Para su realización, es necesario un tallado previo para obtener el espacio necesario para la corona y, durante su fabricación, se ha de llevar unos provisionales.