EN CLÍNICA:
Tras un buen diagnóstico, se aíslan los dientes a tratar y se le aplica un producto blanqueante de calidad contrastada, el cual es acelerado mediante el uso de una lámpara de luz que no produce calor (para evitar complicaciones de sensibilidad). El proceso suele durar alrededor de media hora y, en algunas ocasiones, se requiere más de una sesión, espaciadas en varias semanas entre sí.
EN CASA:
Tras un buen diagnóstico, se realizan unas férulas (fundas transparentes) a medida y se le proporciona un producto blanqueador, que deberá usar en casa durante el tiempo y horas que se prescriba, así como acudir a citas de control.
COMBINADO:
En algunos casos, es necesario combinar el tratamiento de clínica con el de casa para obtener los mejores resultados posibles.
PREGUNTAS FRECUENTES
El blanqueamiento consiste en el uso de productos que producen una oxidación, la cual descompone los materiales orgánicos y así eliminar manchas y decoloraciones, para obtener una sonrisa más blanca y brillante.
Los dientes se manchan por muchos motivos como la edad, el tabaquismo, el uso de ciertos antibióticos en edades tempranas, ciertos alimentos con alto grado de coloración y el consumo de bebidas como el café, el vino tinto o el té.
La estabilidad del tratamiento depende de los hábitos del paciente y su alimentación. Las revisiones periódicas para realizar limpiezas y quitar manchas y sarro, así como hacer recordatorios del blanqueamiento, o el uso de productos de mantenimiento, también influyen. Además, hay un componente genético en el color de los dientes.
Por todo ello, en algunas personas puede durar años y en otras sólo meses.
El blanqueamiento no actúa sobre empastes o coronas. En caso de que sea necesario, deberían ser reemplazadas.
En algunos casos se puede experimentar sensibilidad, la cual ira reduciéndose progresivamente con el paso de los días, además se pueden usar productos desensibilizantes. En algunas ocasiones las encías se lesionan y tornan de color blanquecino, lo cual remite en pocos días.